29 ago 2015

EPS,emperatrices de la mala fe

Por: Gustavo Munera Bohorquez


La maldad concentrada en las EPS es ilimitada, sin importarles el grado de frustración y sufrimiento que infligen a quienes necesitan sus servicios, Acabo de colgar el celular tras ser contactado por la jefa de talento humano de la institución donde trabajo. Le preocupaba que un paciente a quien le extraje una masa por cirugía que seguramente corresponde al diagnóstico benigno pre quirúrgico le fue rechazada la solicitud de estudio anatomopatologico, según, porque yo escribí en la historia clínica “se envió muestra a patología” y no, a su juicio, “se solicita estudio de patología”, ya que los médicos no tenemos potestad de enviar muestras para este tipo de estudios sin previa consulta a ellos. Si esto no es una infamia innombrable, entonces he vivido en balde. Además, pide esta emperatriz de la mala fe que reescriba la descripción quirúrgica donde aparece la expresión de su disconfort, para que se ajuste a lo que ellos consideran es lo legal. De no adocenarme, seguramente el paciente se quedara sin diagnostico histológico (el que hace el patólogo al escudriñar en los cortes que le practican a las muestra quirúrgicas que le son remitidas). No hare ningún cambio en el documento, así este de por medio una injusticia, pero que en ningún caso la he cometido en lo personal. Lamento la desesperación del paciente y me tranquiliza que es bajísima la posibilidad de malignidad en el nódulo resecado. Sin embargo nunca existe la certeza de excluir clínicamente la posibilidad de un cáncer o un trastorno grave. El impedimento creado por la EPS se puede examinar, incluso a la luz de la semántica. Si digo, como lo piden estos malandrines de la salud, “se solicita estudio…”, puede suceder que el tejido en cuestión no se haya remitido a donde corresponde y así lo podrían interpretar los jueces, que todo lo saben. Habría confusión. Pero si empleo la voz activa “ se envió muestra”, no hay lugar a ninguna duda que hice lo que me corresponde para que el encargo llegue a su destino. El trámite para que ello se dé es asunto de oficina que no me incumbe. No sé si la maldad deja dormir, pero en todo caso estos peseteros de la salud no se paran en pelillos para evadir sus responsabilidades. Toca iniciar una revolución a fondo con marchas, bulla y hasta petición de medidas cautelares a los organismos internacionales de derechos humanos para que la constitución política no sea un osario.  Por desgracia la mayor parte de los clientes de las EPS (privadas, públicas o el mismo Estado atreves de sus servicios departamentales o
distritales de salud)  son personas cuasi indigentes con altos grados de analfabetismo. Una y otra condiciones hacen individuos mansos. Pasto de sentimientos de culpa con esperanzas puestas en imposibles.

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